Embarazadas

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miércoles, 5 de marzo de 2014

Décima audiencia

Pasado el mediodía comenzó la audiencia del miércoles 5 de marzo de 2014, en la que se escucharon cinco declaraciones testimoniales, dos de ellas de sobrevivientes de La Cacha.

En primer lugar el presidente del tribunal, Carlos Alberto Rozanski, indicó que se dispuso el retiro de la sala del imputado Héctor Raúl Acuña, El Oso, para preservar el desarrollo normal de la audiencia; también llamó la atención del público en este sentido, recalcando que es intención del tribunal realizar las audiencias con la presencia del público.

Luego, el defensor de Claudio Grande desistió de dos testigos convocados por esa parte, Omar Ferraro y Federico Nievas.

A continuación, comenzó la primera declaración testimonial de la jornada; José Enrique Núñez declaró durante tres horas aproximadamente. Hizo un relato detallado de lo que fue su militancia, la persecución a su familia y allegados y el cautiverio que padeció en dos campos de concentración, La Cacha y un lugar cuyo nombre desconoce.



José Enrique Núñez durante su declaración

Su relato se inició con la descripción de las actividades en la época previa a su secuestro. Estudiante de economía, empleado bancario en el Banco Comercial de La Plata, se dedicó a la militancia gremial en su lugar de trabajo y la militancia social en la zona de 138 y 41, La Plata, en donde vivía. También su hermana militaba en la unidad básica del barrio. Con el golpe de estado de 1976, dejó de lado su militancia barrial para dedicarse principalmente a la actividad gremial.
Él y su familia padecieron cuatro operativos realizados por distintas fuerzas. El primero tuvo lugar antes de octubre de 1976, el segundo el 16 de ese mes, en el que fue secuestrado su hermano Carlos Nuñez de 17 años. Carlos permaneció secuestrado en el predio del BIM 3 durante 10 días; allí vio, entre otros, a una embarazada de 7 meses.
El tercer operativo tuvo lugar a mediados de febrero de 1977; fue secuestrado y llevado a lo que más tarde supo que fue La Cacha, ya que en un primer momento dedujo que se trataba del campo de concentración ubicado en Arana, conocido en aquella época como lugar de detención clandestina.
Después de describir sus sensaciones y recuerdos sobre lo que fue aquel lugar y el trato que recibió, se refirió a las funciones de las personas que lo interrogaron y torturaron, pertenecientes a distintas fuerzas de seguridad.
Se refirió también a la compleja situación de colaboración de algunos detenidos con los interrogatorios. En este sentido, indicó que no la contempló como una salida para obtener la libertad. Destacó que durante su secuestro se cerró a los demás por desconfianza y trató de mantenerse aislado, pensando a menudo en escapar.
Después de permanecer cerca de 10 días en La Cacha, fue llevado en coche con otro detenido a un lugar que no puede identificar, aunque cree que se ubicaba en una zona cercana a la costa, tal vez la Comisaría de Punta Lara. Allí permaneció 10 días más, junto a mucha gente, ubicada en un gran salón en dos filas, en colchonetas a un lado y otro, dejando un espacio en el centro.
Nuevamente llevado a La Cacha, es interrogado a menudo por El Francés, quien habría participado en el operativo de secuestro. Éste además demostraba cierto interés por conversar de temas políticos o pseudo-filosóficos; sin embargo, Núñez señaló la formación de aquel como llamativamente pobre. El Francés además le propuso su libertad a cambio de la de su hermana y cuñado.
También se refirió a Pablo como una persona con buena voz, de cierta amabilidad en el trato, que iba con regularidad por las mañanas a cumplir la guardia sobre las personas secuestradas en La Cacha.
Dijo además que en el período en el que estuvo en el otro lugar, se habrían efectuado reformas en el edificio de La Cacha. En marzo de 1977 hubo una inspección del lugar realizada por personas de alto rango, que verificaron las condiciones en las que se encontraban los secuestrados.
José Enrique salió de La Cacha con libertad vigilada; debía comunicarse con personal de Inteligencia del Ejército para informar si tenía novedades sobre el paradero de su hermana. Después de describir el procedimiento de vigilancia al que debía someterse, refirió sus esfuerzos por llegar a exiliarse con su compañera, exilio en el que permaneció hasta hace poco, sin querer recordar lo sucedido en todos aquellos años. En su regreso a la Argentina afrontó los hechos dolorosos y declaró en el Juicio por la Verdad y en la causa Amigo.
Durante el breve período que permaneció en Argentina hasta exiliarse, se contactó con Emilio Teodoro Grasselli. El cura le aseguró que hacía gestiones para ubicar el paradero y estado de las personas secuestradas. Años más tarde pudo comprobar que era mentira.
Algunas personas a las que hizo referencia fueron Oscar Molino, Adrián Blanco, María Rosa Tolosa, Enrique Reggiardo y María Magdalena Mainer.
Su hermana, María Rosa Nuñez, fue asesinada en un operativo a cargo del BIM 3 en su domicilio, calle 7 y 609 de La Plata, el 22 de abril de 1977. Su cuñado, Juan Carlos Rodríguez, trabajador y delegado del Astillero Río Santiago, pudo escapar con otro compañero. Su sobrino fue dejado entonces con una familia vecina que tenía dos hijos, la familia Achares, quienes fueron secuestrados y llevados a La Cacha. Luego, meses después, su sobrino fue recuperado de la Casa Cuna de La Plata. El cuerpo de su hermana, que había ingresado en el cementerio como NN, también pudo ser recuperado por la familia.
José Enrique pidió al tribunal que se inspeccione una zona de Ensenada en la que podrían haber tenido lugar enterramientos clandestinos. El imputado Claudio Grande habría trabajado allí. Se trata del predio en el que funcionó una perrera, denunciado hace 4 años en el Juicio por la Verdad. La Cámara Federal de Apelaciones no habría avanzado en este pedido por falta de precisión sobre la ubicación del mismo; la Municipalidad de Ensenada sólo habría avanzado en la conservación del terreno como baldío.
Además formuló dos quejas sobre temas fundamentales. En primer lugar, indicó que para que los sobrevivientes puedan hacer un reconocimiento fehaciente de sus secuestradores, el juzgado debe contar con fotos de la época, cosa que no sucede en todos los casos. Por otra parte, también manifestó la gran falta que representa el no haber allanado los domicilios de los imputados en gravísimos delitos, ya que se podría contar con valiosísima documentación que arroje luz sobre lo sucedido, además de facilitar la tarea del recabamiento fotográfico. El tribunal no emitió respuesta.
Cabe destacar que los delitos cometidos en perjuicio de José Enrique Nuñez no son tratados en este juicio.

En segundo lugar declaró Nora Patricia Rolli, quien fue secuestrada con su padre, Carlos Enrique Rolli, el 15 de abril de 1977. Ella tenía entonces 19 años.



Nora Patricia Rolli en la décima audiencia

Nora hizo un relato minucioso del operativo de secuestro y de las torturas que recibió. También describió el lugar y el trato que recibían cotidianamente. Como otros testigos refirió que la comida provenía del Regimiento 7.
Entre los guardias y torturadores se refirió a El Francés, El Amarillo, Palito, El Gordo Daniel, Carlitos El Enfermero, Carlitos El Bueno, Carlitos El Correntino, Pollo, Babi, Willy, Gallego, Mr. X o Tarzán, El Griego, Jota, Pablo, Chino, Sabino, Santos, Mostaza, Pituto, El Oso.
También se refirió a la posibilidad de identificar las distintas fuerzas que actuaban en La Cacha: inteligencia del Ejército, Armada, Servicio Penitenciario Bonaerense.
Entre las personas secuestradas mencionó a Patricia –estudiante de medicina-, María Elvira Luis, Julio Beltaco, José Luis Cavalieri, Antonio Bettini, Enrique Reggiardo, Susana Quinteros, Guillermo García Cano, Graciela Quesada, María Magdalena Mainer, María del Carmen Morettini, Claudio José Fortunato, Juan Alberto Bozza, Elsa Luna, El Corcho, El Cigüeña, Mario Gallego, Rodolfo Axat, Ana Della Croce, Liliana Pizá, Elba Ramírez Abella, Cristina Marrocco, Félix Picardi, Jorge Galmes, Laura Cédola, María Silvia Bucci, Rubén Gerenschtein, Héctor Javier Quinterno, Raúl Guillermo Elizalde, Patricia María Pérez Catán, Daniel Crescimbeni, Roberto Amerise, Néstor Torrillas, Alberto Diessler, Mirta y Judith y Nora Formiga y Elena Arce –en la Comisaría 8va-, Julia, Carlos Weber, María Seoane, la Gallega, Patricia Milanta, Silvia Cavecchia, Laura Katz, María del Carmen Morettini.
En cuanto a los partos en cautiverio, refirió que el guardia conocido como Pablo fue quien le informó a Enrique Reggiardo que su esposa había tenido mellizos. También supo de la presencia de otra embarazada antes de que ella llegara al lugar y el de una embarazada Elsita, Cuqui, liberada.
Cerca del 30 de junio de 1977 le avisaron que sería liberada. Fue llevada con un grupo de personas a la Comisaría 8va de La Plata, en donde permaneció cerca de un año, y de allí a la Cárcel de Devoto. Su padre fue llevado a la Unidad Penal 9.
Nora relató además cómo se modificaron las relaciones con familiares y conocidos, el apoyo de amigos y vecinos y el sentimiento que tuvo durante años de aislamiento especial. Después de ser liberada, fue juzgada por un consejo de guerra, que la condenó a quedar inhibida para trabajar en cargos públicos, lo que tuvo consecuencias para su desempeño laboral durante años. También se refirió al miedo y la sensación de persecución que se revive al tener que declarar, pero también en la trascendencia del hecho de poder brindar datos a los hijos de las personas con las que estuvo; eso y el poder ayudarlos con datos sobre sus padres trasciende el miedo.

En tercer lugar se escuchó la brevísima declaración de Nora María Presa, quien dijo ser vecina de Claudio Grande en Ringuelet entre los años 1976 y 1983 aproximadamente. Sólo sabía de él que trabajaba y estudiaba veterinaria. Declaró además que el imputado atendía a sus mascotas.


Nora María Presa, testigo por la defensa de Claudio Grande

Finalmente, la jornada culminó con la declaración de Ricardo Osvaldo Parodi. Si bien fue un testigo solicitado por la defensa de Claudio Grande, aparentemente por el hecho de poder confirmar que aquel no sabe cantar ni tocar la guitarra, lo cual lo diferenciaría claramente del guardia de La Cacha apodado Pablo, Parodi además estuvo casado con una María Cristina Temperoni.


Ricardo Osvaldo Parodi
Según refirió, estuvo en pareja con María Cristina Temperoni después de que ella hubiera sido secuestrada. Este hecho lo conoció tiempo después a través del padre de María Cristina, ya que ella nunca le contó detalles. Del matrimonio anterior con Rubén Contardi, secuestrado en La Cacha y desaparecido, María Cristina tenía dos hijos, Mariano y Andrea.
Ricardo se casó con María Cristina en 1984 y tuvieron un hijo, Santiago. Cuando se separó de María Cristina, el niño quedó bajo el cuidado de su madre; entonces Santiago jugaba en la veterinaria de Claudio Grande, quien además de tener una veterinaria cerca de ese domicilio estaba en pareja con la prima hermana de Ricardo, Adriana Parodi.
Indicó que su conocimiento sobre Claudio Grande es a partir de su prima Adriana. El testigo no aportó mayores detalles sobre la detención de su ex mujer ni de vínculos entre Grande y La Cacha o sus tareas de inteligencia.


Para el viernes próximo la audiencia fue convocada a las 10.00 hs. Se prevé la declaración de Juan Alberto Bozza, Gustavo Callejas, Claudio José Fortunato, Diana Pizá, Julia Pizá y Mariano Slutzky.

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