Embarazadas

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viernes, 14 de marzo de 2014

11° audiencia


Se escucharon en esta jornada las declaraciones de dos sobrevivientes de La Cacha y tres familiares de personas secuestradas allí.

El viernes 7 de marzo de 2014 la audiencia comenzó, como en otras oportunidades, con los planteos del defensor de Claudio Grande, el abogado Juan José Losinno. Una vez más éste se refirió a cuestiones relacionadas con la identificación por medio de fotografías de su defendido. Por otra parte, admitió que Grande se desempeñó en la perrera de Ensenada que podría alojar restos de personas desaparecidas. Losinno además aportó en el curso de la audiencia el nombre de la asociación que estaba a cargo del predio, APADA, Asociación Pro Amparo y Defensa del Animal.


A continuación Juan Alberto Bozza fue el primero en declarar. Fue secuestrado el 19 de abril de 1977 cuando salía de franco del Batallón de Comunicaciones 601 de City Bell en donde estaba cumpliendo con el servicio militar obligatorio. El Capitán Santiago Silvestre Badías retuvo al resto de sus compañeros y dejó que él saliera solo del predio. Mientras aguardaba el colectivo fue secuestrado por un grupo de hombres quienes lo trasladaron a La Cacha.





Juan Alberto Bozza durante su declaración

En su extensa y detallada declaración, Juan Alberto describió el campo de concentración y la rutina de las guardias. También se refirió a los tres interrogatorios a los que fue sometido. Como otros sobrevivientes, indicó que los interrogatorios mediante torturas eran realizados en una construcción aledaña al lugar en el que las personas secuestradas permanecían esposadas y encapuchadas.
Contó que su militancia en el PTS se había visto interrumpida en abril de 1976, cuando se incorporó al servicio militar obligatorio. Entonces perdió contacto con sus compañeros y la vida social.
Destacó además que la visión política de sus interrogadores representaba una visión aplastada de la realidad, de un discurso elemental, básico, que encuadraba todo en una macro conspiración comunista. Indicó también que algunos de ellos tenían una especial inclinación a la depravación. Por otra parte, había un grupo de guardias cuyo vínculo con los secuestrados no estaba mediado por la coerción.
Refirió que en una oportunidad un grupo de secuestradores ingresó en La Cacha entonando un himno falangista; Juan Alberto recordó las estrofas que ilustraban la formación ideológica de aquellos: Calzame las alpargatas, / dame la boina, carga el fusil. / Me voy a matar más rojos, / que flores tiene mayo y abril.
Este himno le era conocido, ya que los grupos de ultraderecha como la CNU solían entonarlo en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata en la época. También recordó que la facultad había sido ocupada por el BIM 3 a partir del golpe de marzo de 1976.
Entre los guardias y torturadores mencionó a Amarillo, El Francés, El Inglés, El Oso, Pollo o Pollito, Palito, Jota, Gallego, Pablo, Santos, Mr. X o Tarzán, El Griego, Carlitos el Bueno, Carlitos el Cordobés, Carlitos Puente Roto, Pájaro Loco o Pájaro, Julio, Willy.
Entre las personas secuestradas en La Cacha mencionó a Juan José Torres, Carlos Enrique Rolli, Nora Patricia Rolli, Antonio Bautista Bettini, Rubén Oscar Contardi, Elba Leonor Ramírez Abella, Rodolfo Jorge Axat, Ana Inés Della Croce de Axat, Patricia Mária Pérez Catán, Guillermo Marcos García Cano, Alejandro Horacio García Martegani, Claudio José Fortunato.
Entre las mujeres embarazadas mencionó a Cristina Lucía Marroco y su esposo, Félix Eduardo Picardi; también a María Elena Isabel Corvalán. De ella recordó que podía caminar un poco y que a veces podía comer un poco de carne.
Cerca del mediodía del 28 de junio de 1977 le dijeron que sería liberado. Por la noche fue llevado en el suelo de un auto hasta un descampado. Se encontraba cerca de su casa y volvió hasta allí corriendo, después de más de dos meses de desaparición.
Al día siguiente se reincorporó al batallón. Allí fue castigado con un año más de servicio militar por haber sido calificado como desertor. Al momento del secuestro sólo le faltaban 20 días para que le dieran la baja.
Indicó que durante 1976 supo de algunos conscriptos que participaron como apoyo en operativos; en este sentido, recordó un ataque a unos edificios ubicados en Villa Elisa.
Tiempo después de terminar el servicio militar obligatorio se reincorporó a la carrera de Historia y pudo terminar el profesorado.
Juan Alberto pudo comprobar en el año 2000 que las tareas de inteligencia sobre él y sus compañeros de militancia habían comenzado ya en febrero de 1974; información sobre reuniones políticas de la época había sido recopilada por la DIPPBA desde entonces.

En segundo lugar declaró Mariano Carlos Slutzky, hijo de Samuel Leonardo Slutzky. Describió cómo fue secuestrado su padre el 22 de junio de 1977 y cómo se desarrolló el operativo en su casa mientras toda la familia era despertada en la noche.



Mariano Carlos Slutzky

Luego se refirió a la larga trayectoria política de su padre, sus relaciones familiares, sus ideas, la carrera como médico que desarrolló durante años, dedicándose en el último tiempo a sus tareas como coordinador de unidades sanitarias de La Plata.
Supo que las tareas de inteligencia sobre su padre databan, por lo menos, desde el año 1962, después de su primer arresto por razones políticas.
Su tío paterno, Daniel Slutzky, fue secuestrado en julio de 1976 durante 15 días. Su tío materno, Ricardo Svenson, fue asesinado en enero de 1977. Pocas semanas antes del secuestro de su padre, la revista Somos publicó un artículo sobre Taco Ralo en el que se difundían los nombres de Samuel y sus compañeros. Mariano indicó entonces que por todo esto el secuestro de su padre no fue sorpresivo; pero sí lo fue para él el nivel de violencia.
Poco después su familia recibió un llamado telefónico; un liberado indicaba que su padre se encontraba con vida. Un amigo policía de la familia les confirmó que estaba detenido en un “aguantadero”.
En esa época muchas personas del entorno fueron secuestradas; otras se alejaron; pero también contaron con la solidaridad de vecinos y amigos y algunos miembros de la familia que los ayudaron a sobrellevar las circunstancias.
Se hicieron múltiples diligencias para averiguar el paradero de Samuel, tanto en el país como en el exterior. Ninguna tuvo resultados positivos. No encontraron apoyo tampoco en las instituciones judías.
En 1978 Mariano se exilió en Holanda. Allí continuó estudiando y se hizo periodista. En 1995 en un viaje a Argentina supo en dónde había permanecido secuestrado su padre. A partir de entonces se acercó a los sobrevivientes de La Cacha que sabían algo de Sami, Silvia Bucci, Héctor Javier Quinterno, Rubén Gustavo Jaquenod, María Elvira Luis. Le contaron que permaneció en la parte superior de La Cacha y que fue muy torturado.
Indicó además que El Oso, el imputado Acuña, conocía a su padre desde la detención en la Unidad 9 antes de 1973. Ya entonces Acuña tenía fama de ser una persona brutal, antisemita, con un odio feroz hacia los presos políticos.
En 2013 Mariano regresó a Argentina. Expresó que los homenajes que se le hicieron a su padre representaron una instancia terapéutica y manifestó su profundo agradecimiento a los organismos de derechos humanos, que son los que han logrado que la justicia siga adelante. También contó que como periodista pudo cubrir el avance de los juicios en distintos países y encontró que la Argentina ocupa una posición destacada en esto, aunque sea tardía.
Antes del final de su declaración, pidió que los jueces dicten una sentencia condenatoria no sólo por la privación ilegal de la libertad y los tormentos que padeció su padre, sino que condenen a los responsables por su muerte.
Mariano finalizó leyendo dos cartas que su padre les envió a su hermana y a él desde la Unidad 9, evocando así sus más delicados sentimientos y el amor que tuvo por sus hijos.

Después de un cuarto intermedio, fue el turno de otra hija, Julia Pizá. Su madre, Liliana Pizá, fue secuestrada el 26 de abril de 1977 y llevada a La Cacha junto a Elba Leonor Ramírez Abella.



Julia Pizá

Julia expuso detalladamente las circunstancias en las que se desarrolló el operativo de secuestro de Liliana. En esa oportunidad su padre, Alberto Paira, y Arturo Baibiene fueron asesinados. Ella y los hijos de Arturo, Leticia y Ramón, permanecieron bajo la custodia de desconocidos. Julia tenía entonces 5 meses.
Su abuelo materno había sido encarcelado en Rawson como rehén hasta que secuestraron a su madre. Su tía Diana Pizá y su marido, Víctor Tomaselli, también fueron encarcelados. Su tío paterno, Daniel Paira, fue secuestrado y alojado en El Banco y El Olimpo.
Julia refirió también la larga historia de militancia que tenían en su familia y la persecución que sufrieron desde 1974. En este contexto, su madre debió inscribirla con su apellido de soltera cuando nació el 1° de noviembre de 1976.
A lo largo de su declaración, Julia pudo exponer la investigación que durante años llevó adelante para conocer cuáles fueron las circunstancias en las que desapareció su madre y poder encontrar a los responsables. Evocó los encuentros con vecinos de Berisso, cuyo testimonio fue fundamental para saber cómo fue asesinado su padre. Supo que el BIM 3 saqueó la casa y se ocupó del traslado de los cuerpos sin vida de Alberto Paira y Arturo Baibiene; que un tal Comisario Taborda se jactaba de haberlos denunciado y que ella y los otros niños pasaron la noche del operativo en casa de un tal Espina de la Vucetich.
Julia también proporcionó documentación que avalaba la reconstrucción que hizo verbalmente. Citó artículos de prensa de la época publicados por El Día, La Razón, La Nación, La Gaceta, La Nueva Provincia, en el que daban cuenta del operativo. También aportó copias de los certificados que avalan las irregularidades cometidas en la documentación relativa a la muerte de su padre. Intervinieron en estos trámites el Dr. Dalbon, el médico Ciafardo, Héctor F. Rodríguez, Héctor Luccetti y la empresa funeraria Beti.
El cuerpo de su padre les fue entregado con la condición de ser enterrado como NN. Julia inició los trámites correspondientes para poder rectificar esta injusticia, además de tramitar la rectificación de su identidad para poder llevar el apellido de su padre.
Su abuelo materno realizó innumerables gestiones para encontrar a su hija desde el primer momento de su desaparición. Todas fueron infructuosas. A través de los sobrevivientes supieron sobre la detención de Liliana y las torturas que padeció. También que recordaba a su hija recién nacida permanentemente.
Julia habló también sobre el sufrimiento que toda su familia padeció esperando a Liliana, sin saber nunca qué pasó con ella. Sus abuelos murieron esperando saber. El dolor de la familia fue revivido permanentemente con la incógnita. Pero siempre persistieron en la búsqueda de justicia, apostando a la política como forma de cambiar las cosas. Señaló que algo de justicia encontrarían al condenarse a los responsables no sólo por las torturas sino por los asesinatos cometidos.
Hay que recordar que los crímenes cometidos en perjuicio de Alberto Paira no son contemplados en este juicio.

A continuación se escuchó a Diana Pizá, hermana de Liliana Pizá. Ya su sobrina había narrado parte de la persecución de la que fue objeto su familia. Diana se refirió en primera persona al seguimiento del que fueron blanco desde 1974 como estudiantes. Fue secuestrada y torturada en Trelew durante tres días. Luego fue trasladada como presa política a la Cárcel de Devoto, en donde permaneció hasta agosto de 1980.


Diana Pizá declarando ante el TOF 1

Allí supo sobre las condiciones del secuestro de su hermana Liliana a través de Patricia Rolli en 1978, quien la había visto en La Cacha. Años después también supo de ella a través de María Elvira Luis, Raúl Guillermo Elizalde, Patricia Pérez Catán, Ana María Caracoche.
Diana destacó el dolor permanente en la familia por la desaparición de Liliana. También lo importante que resulta para ella el dar testimonio de lo sucedido y el poder manifestar su expectativa por que los responsables paguen su culpa.

Finalmente, declaró Claudio José Fortunato, quien había ingresado en el ejército en enero de 1977. El 25 de marzo de 1977 salió de franco en el Regimiento II de Córdoba. En una estación de servicio de YPF fue secuestrado por un grupo de hombres, quienes lo condujeron a La Perla. Allí fue torturado y permaneció secuestrado cerca de dos semanas.



Claudio José Fortunato

Claudio había militado en la UES y en la Juventud Peronista en La Plata. Desde Córdoba fue trasladado en avión con otros muchachos y una chica hasta Buenos Aires.
Desde allí lo llevaron a un lugar que no identificó, en donde permaneció esposado durante un día. El día de su llegada se llevaron a muchas personas de ese lugar.
A la noche siguiente lo llevaron en auto a La Cacha, en donde permaneció encapuchado durante tres meses. Supo entonces que por allí habían pasado sus compañeros de secundario.
Claudio se refirió a las condiciones en las que estaban detenidos allí y las torturas que sufrieron.
Entre los secuestrados que permanecieron en La Cacha mencionó a Patricia Milanta, Daniel Talerico, Silvia Inés Cavecchia, Patricia Rolli, Héctor Javier Quinterno.
Mencionó a una embarazada que había sido secuestrada en 7 y 90, con un embarazo avanzado. Los guardias le permitían caminar un poco y le habían dicho que le dejarían tener el bebé.
Claudio fue trasladado nuevamente a Córdoba en avión. Allí volvió a permanecer secuestrado en La Perla y luego en La Ribera. En noviembre de 1977 lo liberaron; ese día lo llevaron hasta la terminal de ómnibus de Córdoba en donde lo obligaron a regresar a Buenos Aires.
Claudio destacó la situación de terror que se vivía en todos esos lugares, el miedo que sintió en cada traslado de avión, la visión desgarradora al ver las condiciones en las que estaban secuestrados. Al finalizar, pidió disculpas por los compañeros que no pudo recordar después de tantos años; a ellos les dedicó un poema que recitó en el cierre de una larga jornada de testimonios.


Para el miércoles la audiencia fue convocada a las 10.00 hs. Se prevé la declaración de Patricia María Pérez Catán, Oscar Horacio Molino, Raúl Guillermo Elizalde y Pedro Luis Tagliavini.

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