La jornada del miércoles 23 de abril de 2014 comenzó
con la declaración por teleconferencia desde Francia de Leonardo Dimas Nuñez, cuñado de Alberto Horacio Monaji.
Leonardo Dimas Nuñez
Alberto fue parte de la conducción de Montoneros
Columna Sur. Ángela Cristina Nuñez, casada con Alberto y hermana de Leonardo,
le contó que su marido fue secuestrado el 20 de abril de 1977, probablemente en
una cita, aunque no se sabe dónde.
Leonardo recordó que un año más tarde él fue
secuestrado y llevado al campo de concentración El Vesubio, en donde permaneció entre el 8 de mayo y el 23 de junio
de 1978.
Durante su secuestro, al finalizar la primera sesión
de tortura que padeció allí, un hombre que parecía tener más responsabilidad
que los otros lo reconoció como el cuñado de “El Pelado Pedro”, el apodo de
Alberto. Se trataba de El Francés.
Ese hombre le contó entonces cómo lo secuestraron, describió el operativo y el
intento de suicidio que lograron evitar, además de otras características que
indicaban claramente que había conocido a su cuñado.
El mismo hombre comentó con las otras personas que
estaban allí torturándolo la caída de la columna sur de Montoneros en 1977. Se
refirió al asesinato de Jorge Elio Martínez –El obispo- y su compañera Eva Gruszka –La
Colorada Lewinger- en el operativo en el que participó.
Leonardo refirió que pudo ver a El Francés breves instantes, porque éste pidió que le quitaran la
capucha para que pudiera ver su cara. Señaló que cuando le fueron exhibidas
fotos para ver si podía identificar a alguno de los torturadores y guardias no
pudo hacerlo. Explicó que esto se debe, en parte, a que las fotos que les son
exhibidas tienen todas las mismas características -aparecen con el uniforme de
la fuerza a la que pertenecen, con gorras- lo cual no era el estilo que tenían
en el campo de concentración.
Sobre su cuñado, Alberto, tuvieron nuevos datos a
partir de María Silvia Bucci, con quien se entrevistaron muchos años después.
Ella pudo decirles que permaneció en La
Cacha. También otras personas liberadas lo identificaron
allí.
A continuación declaró María Silvia Bucci, quien permaneció secuestrada en La Cacha
durante 1977.
María Silvia Bucci
Cursaba el quinto año del Normal 1 de Banfield,
Partido de Lomas de Zamora. Participaba en el Centro de Estudiantes y militaba
en la Juventud
Guevarista. El 27 de mayo de 1977, casi a medianoche, hombres
vestidos de civil se presentaron en su casa diciendo pertenecer a fuerzas de
seguridad. Le pidieron el documento, la obligaron a vestirse y frente a su
madre, padre y hermano más pequeño la secuestraron. María Silvia tenía entonces
16 años.
Sabía que durante el día habían secuestrado a dos
personas conocidas, Rubén Enrique Gerenschtein, de 17 años, y Nina Judith
Golberg, de 18. María Silvia refirió que la introdujeron en el baúl de un auto
y que en el recorrido que éste hizo secuestraron también a Edgardo Daniel
Cerqueira, de 17 años.
Al llegar a La Cacha ,
las otras personas secuestradas le comentaron que el lugar se llamaba así y
supo que sus tres compañeros se encontraban allí. Refirió que la alojaron
primero en el sótano y luego en la parte de arriba y que permaneció esposada y
encapuchada hasta que la liberaron.
Días después, fue interrogada por Pituto, un hombre que parecía tener
cierta autoridad en el lugar. Le preguntaron por el centro de estudiantes y sus
actividades. En ese momento le exhibieron el legajo de la escuela. Destacó que
los interrogadores tenían en su poder todos los legajos de los alumnos, en
donde aparecían anotadas las actividades de cada uno; incluso contenían
información adicional, como los planos de las casas de algunos. Recordó que
días antes había visto autos desconocidos y había escuchado rumores en la
escuela sobre esa visita. Las autoridades del colegio entonces eran Luis Héctor
Bucci y Simón Orlic. Indicó además que el interrogatorio transcurrió en una
especie de casa rodante, cerca del lugar en donde estaban alojados los secuestrados.
También participaban en el interrogatorio El
Oso y El Francés.
Se refirió a las condiciones de vida del lugar, la
comida –que parecía proceder de un lugar cercano-, la falta de privacidad al ir
al baño, los gritos permanentes producto de la tortura, los ruidos de un alta
voz que se escuchaba proveniente de un lugar cercano –tal vez la cárcel de
Olmos-, las amenazas de los guardias sobre las posibilidades de sobrevivir o
ser asesinada y las amenazas de violación.
En una oportunidad la llevaron en un auto a la zona
de su escuela, de día, para que reconociera a alguien. Luego regresaron y
transcurrió mucho tiempo hasta que la liberaron.
Algunas de las personas secuestradas que mencionó
fueron Samuel Leonardo Slutzky, Margarita Ofelia Ercole, Mónica Susana Tresaco,
Raúl Guillermo Elizalde, Héctor Javier Quinterno, Alberto Horacio Monaji,
Ricardo Antonio Herrera, Carlos Enrique Rolli, Patricia Nora Rolli, Julio César
Cagni, Nora Liliana Silvestri, Laura Susana Cédola, José Manuel Monteagudo, Carlos
Esteban Alaye, Stella Maris Bojorge, José Luis Cavalieri, Carlos Alberto Weber,
Patricia María Pérez Catán, Jorgue Enrique Pérez Catán, Guillermo Marcos García
Cano, Rubén Oscar Scognamillo, Jorge Oscar Galmes, María Elvira Luis, José Luis
Cavalieri.
Supo que María Elena Isabel Corvalán estuvo
secuestrada allí y que fue llevada para dar a luz; decían que había tenido una
niña a la que llamó Lucía. También se comentaba que Graciela Irene Quesada
estaba embarazada.
También señaló que Rubén Enrique Gerenschtein y Nina
Judith Golberg permanecieron un tiempo en el mismo lugar en que ella estaba
alojada, pero que después fueron llevados a un lugar, no muy lejano, que se
llamaba La Casa Azul o Cachavacha Superstar, con otro grupo de secuestrados, entre ellos Rodolfo
Jorge Axat y Ana Inés Della Croce. Decían que allí no permanecían esposados.
En cuanto a los guardias y torturadores mencionó a Pituto –quien habría pertenecido a la
marina-, Carlitos El Bueno, Carlitos El Misionero, Gallego, Griego, Sérpico, Pablo, Daniel, Mostaza, Jota.
El 8 de agosto de 1977 le dijeron que saldría. La
llevaron en un auto hasta su casa, le entregaron el documento de indentidad y
se fueron. Si bien las autoridades del colegio estaban al tanto de lo que le
había sucedido, se negaron a reincorporarla. Entonces María Silvia fue a vivir
a casa de su familia en Río Negro y a fin de año debió rendir libre todas las
materias para recibirse.
Recordó que se entrevistó con muchos familiares a lo
largo de estos años para brindarles alguna información sobre las personas
secuestradas; además declaró en numerosas oportunidades. Al finalizar su
declaración le fueron exhibidas fotografías de personas que pudieron haber
participado en su secuestro y tortura.
Finalmente, declaró en último lugar José Luis Barla, quien también
permaneció secuestrado en La Cacha durante 1977.
José Luis Barla
Refirió que era militante del PST y militante
sindical vinculado a la Coordinadora Interfabril ; trabajaba en OFA,
Organización Fabril Argentina, de Villa Elisa.
Un fin de semana de marzo de 1977, al mediodía, fue
secuestrado y llevado en un jeep abierto hasta el BIM 3. Allí lo dejaron en un
patio; luego, en una habitación lo obligaron a desnudarse y lo interrogaron
bajo tortura con picana eléctrica. Permaneció en este lugar menos de un día.
Ese mismo año, en la madrugada del 5 de agosto de
1977, varios hombres fuertemente armados, algunos con cascos y la cara tiznada,
irrumpieron en su habitación. Rompieron una sábana y lo vendaron y lo metieron
esposado en el baúl de un auto. José Luis señaló que por lo menos había tres
autos. Pararon varias veces en la zona de Villa Elisa, cree que para secuestrar
a otras personas. Luego tomaron un camino recto, a alta velocidad. Recordó que
entonces logró destrabar una de las esposas, abrir la tapa del baúl y escapar.
Lo capturaron y lo llevaron en el asiento trasero del auto. Tiempo después tuvo
conocimiento de que en el trayecto habían secuestrado también a Julián Roberto
Duarte.
Al llegar a La Cacha
le preguntaron sus datos personales, como si completaran un formulario. Lo
alojaron en un sitio en donde permanecían otros secuestrados tirados en el
piso. Luego fue llevado a una construcción aledaña, que llamaban La Casita
o La Piecita ; allí fue interrogado sobre su
militancia, detalles de la fábrica, sus compañeros.
Se refirió a la vida en ese lugar. Indicó que se
vivía bajo un régimen de tipo cuartelario, que por las mañanas algunas mujeres
limpiaban y luego servían el desayuno. La comida era traida en ollas grandes,
del tipo que se emplea en el rancho militar.
Recordó que los mismos guardias les decían que ese
lugar se llamaba La Cacha o La
Cachavacha y que existía otro lugar llamado Cachavacha Superstar, en donde eran
alojados –según ellos- los jerarcas de la guerrilla; según decían estaba allí
Norma Arrostito.
También refirió que se percibía que el lugar estaba
ubicado en una zona de campo, en la que el tren pasaba diariamente; se
escuchaban gritos por la noche, cuando llegaban nuevas personas secuestradas, y
desde La Casita , por las torturas. Dentro del edificio
en donde ellos permanecían alojados había una habitación que parecía ser la de
reunión de guardias; allí permanentemente se escuchaba música. Señaló que
existían por lo menos dos grupos, uno de guardias –que eran los que permanecían
con los secuestrados- y la “patota”, los que llevaban gente secuestrada y
participaban en los interrogatorios y torturas.
En una oportunidad lo llevaron en auto para ver si reconocía
a alguien en la zona de Villa Elisa. Entonces lo esposaron al piso de un auto y
lo acompañaron tres hombres. A uno de estos le decían Coronel y entre ellos se
trataban con grados militares, aunque no sabe si eran reales. Indicó además que
El Francés era el que estaba en el
asiento del acompañante, a quien pudo reconocer por su forma de hablar.
Entre las personas secuestradas mencionó a Coco Gómez
–compañero de trabajo, torturado-, Juan Carlos Bongiorno, Stella Maris Bojorge,
María Elvira Luis, José Luis Cavalieri, Norma Beatriz Martínez, Adrián Claudio
Bogliano.
Supo que una embarazada estuvo cerca de él en los
primeros días; fue sacada del lugar y luego regresó; comentaban que le habían
realizado una cesárea.
Entre los guardias y torturadores recordó a El Oso, Swat, Palito, Pajarito, Carlitos El Perejil, El
Francés.
En los primeros días de septiembre le sacaron las
esposas, ataron sus manos con una correa y lo llevaron en un auto hasta la zona
de Los Hornos; allí lo hicieron descender y tirarse en una zanja. José Luis
refirió que entonces pensó que lo matarían. Le dijeron que contara hasta
doscientos y que luego se desatara.
Así lo hizo, caminó, preguntó a alguien en dónde
estaba, continuó caminando hasta la casa de un amigo, en donde permaneció varios
días. Luego se comunicó con su familia y sus padres fueron a buscarlo. Se
reincorporó en su trabajo, pero lo dejó poco tiempo después por razones de
seguridad.
La declaración de Rubén Gustavo Jaquenod, prevista
para esta audiencia, fue suspendida por razones de salud.
La próxima audiencia fue convocada para el viernes 25
de abril a partir de las 10.00 hs. Se prevé la declaración de Ernesto Carlos
Otahal, Julián Roberto Duarte, Fernando Reyes y Claudia Billourou.
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