Embarazadas

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viernes, 12 de septiembre de 2014

44° audiencia

En la jornada del miércoles 3 de septiembre de 2014 comenzaron los alegatos de las partes.
Los fiscales Hernán I. Schapiro y Gerardo R. Fernández comenzaron su exposición enumerando a los acusados, el tipo de delitos endilgados y la cantidad de víctimas por la que deben responder en cada caso.
La fiscalía consideró que por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 128 casos y por 2 homicidios deben responder Rufino Batalla e Isaac Crespín Miranda.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 127 casos y por 4 homicidios, Jaime Lamont Smart.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 127 casos y por 2 homicidios, Héctor Raúl Acuña, Gustavo Adolfo Cacivio, Raúl Ricardo Espinoza, Ricardo Armando Fernández, Claudio Raúl Grande, Emilio Alberto Herrero Anzorena, Carlos del Señor Hidalgo Garzón y Anselmo Pedro Palavezzati.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 124 casos y por 2 homicidios, Luis Orlando Perea.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 113 casos y por 2 homicidios, Carlos María Romero Pavón.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 35 casos y por 2 homicidios, Miguel Ángel Amigo.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 22 casos y por 2 homicidios, Roberto Armando Balmaceda y Jorge Héctor Di Pasquale.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en 3 casos, Juan Carlos Herzberg.
Finalmente, por 2 homicidios, Miguel Osvaldo Etchecolatz, Julio César Garachico, Eduardo Gargano y Horacio Elizardo Luján.

Realizaron luego una suscinta reseña del contexto histórico-político. Refirieron algunas normas que enmarcaron la persecución política antes del golpe de 1976, destacando que a partir de entonces la misma tuvo un carácter eminentemente ilegal y clandestino y que acciones no previstas por la legislación represiva anterior fueron llevadas adelante con recursos del Estado: la instauración de un sistema de lugares clandestinos para torturar y mantener a las personas secuestradas, la rapiña generalizada, la apropiación de menores, el asesinato y el ocultamiento de los cuerpos. Argumentaron también que se trató del ataque a un sector heterogéneo de la población civil que fue pensado como enemigo interno a aniquilar. Se trató de un plan articulado puesto en funcionamiento con el propósito de reconfigurar el sistema económico y la sociedad. El marco general para ello fue la “Doctrina de la Seguridad Nacional”. Las acciones y prácticas criminales llevadas adelante son conocidas a partir del testimonio de las víctimas y las pruebas encontradas en los pocos cuerpos hallados y analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

A continuación se centraron en la descripción general de lo que fue el Centro Clandestino de Detención La Cacha, las fuerzas de seguridad que actuaron en él y cómo funcionaba. A partir de las declaraciones de personas liberadas, hicieron una reconstrucción general de las distintas etapas: secuestro, interrogatorios bajo tortura en un lugar aledaño, alojamiento prolongado en el edificio principal, ulterior traslado.
La Cacha se encontraba en un terreno cedido por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires al Servicio Penitenciario Bonaerense y las construcciones fueron destruidas en 1981 con la clara intención de borrar las huellas de su existencia; también fueron destruidos planos y fotografías. Recién en el año 2010 se localizó un expediente judicial que contenía antiguos planos del lugar, lo que impulsó la excavación del predio para dar con los restos de la edificación. Se confirmaron entonces las descripciones aportadas por las personas liberadas.
Los interrogatorios bajo tortura se realizaban sistemáticamente en un lugar aledaño al edificio principal; en ellos participaban un número indeterminado de hombres. Aplicaban electricidad en distintas partes del cuerpo, golpes con una goma en las articulaciones, simulacros de asfixia. Los fiscales también se refirieron a la desnudez a la que obligaban a todos antes de aplicar los distintos tormentos. Todo esto se veía agravado en los casos en que las víctimas eran judías. También se realizaban interrogatorios sin aplicación de torturas en otro lugar, una casa rodante.
Reseñaron las características generales del cautiverio. Las personas permanecían encapuchadas, engrilladas al piso o a catres. La alimentación era escasa y en pocas ocasiones podían ir al baño a orinar o defecar. Cuando les era permitido bañarse, las mujeres eran observadas por quienes estaban encargados de controlar a los secuestrados. Los fiscales se refirieron a la violencia sexual como prácticas que formaron parte del conjunto de crímenes cometidos.
Indicaron que actuó allí personal de la Armada, el Ejército, el Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires, además de destacar el rol preeminente que tuvo el área de Inteligencia del Ejército. Señalaron que el Destacamento de Inteligencia 101 tenía el control operacional del lugar. El Destacamento 101 proveía la información para realizar los secuestros y parte del equipo de personas que realizaban los interrogatorios bajo tortura y se ocupaban de controlar a los secuestrados. Éstos provenían de distintos grupos políticos, sindicales, estudiantiles con militancia en la zona de La Plata y en su gran mayoría eran hombres y mujeres jóvenes.
En cuanto al vínculo de La Cacha con otros campos de concentración, solamente refirieron  al traslado de algunas personas secuestradas a un lugar indeterminado que denominaban Casita Azul o Cachavacha Superstar. Por otra parte, muchas personas que luego fueron liberadas, fueron trasladadas previamente a la Comisaría 8va de La Plata. Al ser liberadas, en general, eran abandonadas en los alrededores de La Plata.

También se refirieron en forma detallada al papel que ocupó el área de Inteligencia del Ejército en llevar adelante la persecución y represión durante la dictadura, citando para ello distintos reglamentos internos del Ejército. En el esquema general, el Destacamento de Inteligencia 101 ocupó un rol protagónico en la zona de La Plata. Tuvo cierta injerencia en otros campos de concentración como el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes, el que funcionó en 1 y 60 en La Plata, pero en La Cacha tuvo el control operacional; el personal del Destacamento participaba en los secuestros, interrogatorios, vigilancia durante el secuestro, decisión sobre los asesinatos o liberaciones, además de coordinar las operaciones con otras fuerzas.
Los fiscales mencionaron algunos ejemplos de este vínculo. Ricardo Armando Fernádez -personal de inteligencia del Destacamento 101- entregó a los hijos recién nacidos de María Rosa Ana Tolosa a su primo, Samuel Miara, y su esposa, Beatriz Alicia Castillo; Juan Carlos Herzberg -de la Armada- entregó a la hija recién nacida de María Elena Isabel Corvalán a Omar Alonso y su esposa, María Luján Di Mattía; Gustavo Adolfo Cacivio –personal de inteligencia del Destcamento 101- admitió haber tomado contacto con algunos secuestrados del llamado “Grupo de los Siete” –María Magdalena Mainer, Joaquín Pablo Mainer, Guillermo Marcos García Cano-, además de ser reconocido por las personas liberadas como el principal interrogador en La Cacha; Juan Carlos Negri –personal de inteligencia del Destacamento 101 que falleció antes de que la causa llegara a juicio- informó a la familia de Alejandro Enrique Gutiérrez cómo se encontraba mientras permanecía secuestrado en La Cacha; Alejandro Agustín Arias Duval –jefe del Destacamento 101- entregó a la hija recién nacida de Olga Noemí Casado a Esteban Santillán y su esposa, Celia Beatriz Ger.
Finalmente, bosquejaron la estructura interna del Destacamento de Inteligencia 101 y ubicaron en ella a los imputados.
La Sección Central de Reunión de Información centralizaba la información que recibía de agentes del mismo Destacamento y de órganos de inteligencia de otras fuerzas de seguridad y decidía las operaciones que se realizarían. Intervenían especialmente en los interrogatorios, los dirigían y controlaban y decidían los pasos a seguir. En base a la información obtenida realizaban nuevos secuestros. Se desempeñaron en esta sección los imputados Miguel Ángel Amigo, Roberto Armando Balmaceda, Gustavo Adolfo Cacivio y Emilio Alberto Herrero Anzorena.
Por su parte, la Sección Grupo de Actividades Especiales realizaba los secuestros, era la parte operativa complementaria. Se desempeñaron en ella los imputados Rufino Batalla, Jorge Héctor Di Pasquale y Ricardo Armando Fernández.
La Seccion Reunión Interior clasificaba la información parcializada. En ella se desempeñaron los imputados Claudio Raúl Grande, Anselmo Pedro Palavezzati, Luis Orlando Perea y Carlos María Romero Pavón.

En el último tramo de la audiencia, Schapiro y Fernández comenzaron a describir los hechos de los que resultaron víctimas
1.      Patricia María Pérez Catán –Pachi-, liberada;
2.      Oscar Horacio Molino –Cacho-, liberado;
3.      Julio César Chávez –Cacho-, liberado;
4.      Alcides Chávez, liberado;
5.      Marcela Mónica Quintella, liberada;
6.      Margarita Ofelia Ercole, desaparecida;
7.      Mónica Susana Tresaco, desaparecida;
8.      Fernando Reyes –Juan-, liberado;
9.      Julián Roberto Duarte –Lián-, liberado;
10.  José Luis Barla –Duro-, liberado;
11.  Juan Carlos Bongiorno –El Bombero-, liberado;
12.  Octavio Alcides Barrenese –El Vasco-, asesinado;
13.  Adrián Claudio Bogliano –Chaira-, asesinado;
14.  Norma Beatriz Martínez –Paula-, desaparecida;
15.  Mauricio Emeraldo Mansilla, liberado;
16.  Ernesto Carlos Otahal, liberado;
17.  María Ilda Delgadillo, asesinada;
18.  César San Emeterio, asesinado;
19.  Eduardo César Cédola, liberado;
20.  Liliana Beatriz Méndez, liberada;
21.  Juan Carlos Guarino, liberado;
22.  María Elena Varela, liberada;
23.  Roberto Omar Zaffora –Simón-, desaparecido;
24.  María del Carmen Barros, desaparecida;
25.  María Mercedes Hourquebie, asesinada;
26.  Bonifacia del Carmen Díaz, -Mary-, liberada;
27.  Elvira Rosa Díaz, liberada;
28.  Jorge Edgardo Guastapaglia, liberado;
29.  Mario Alfredo Guastapaglia, liberado;
30.  Eduardo Jorge Balboa, liberado;
31.  Elena Arce, asesinada;
32.  Nora Livia Formiga, asesinada;
33.  María Teresa Calderoni –La Tana-, liberada;
34.  Olga Noemí Casado –Julia-, asesinada;
35.  Rubén Darío Barriento, liberado;
36.  Alberto Alfio Cavalié, liberado;
37.  Esteban Colman, liberado;
38.  Marta Alicia Di Paolo –Susana-, desaparecida;
39.  Eduardo Luis Caballero –Chaira, Chichi-, desaparecido;
40.  Alicia Ester Martelotti, liberada;
41.  Alfredo Aurelio Tarruella, liberado;
42.  Samuel Leonardo Slutzky –Sami-, desaparecido;
43.  Laura Susana Cédola, desaparecida;
44.  José Manuel Monteagudo –Manolo-, desaparecido.
La próxima audiencia fue convocada para el viernes 5 de septiembre a partir de las 10.00 hs. Se prevé continuar escuchando el alegato del Ministerio Público Fiscal.

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