En la jornada del viernes 22 de agosto de 2014 se
escucharon tres declaraciones indagatorias y se fijó la fecha para el inicio de
los alegatos de las partes.
En primer lugar declaró Miguel Osvaldo Etchecolatz, quien dijo estar preocupado y
desorientado y querer expresar la verdad con firmeza y cortesía. Indicó que
examinó detenidamente la causa por la que está aquí imputado y llamó la
atención sobre la no identificación de quienes participaron en el operativo en
el que asesinaron a Luis Eduardo Sixto Bearzi y Marcelo Gabriel José Bettini.
En el resto de su declaración expuso sobre temas siempre recurrentes en sus
declaraciones indagatorias: la sumisión de la policía al ejército, la
organización interna de Montoneros, la amenaza del marxismo a los valores
tradicionales, las leyes que avalaron la represión.
Luego fue el turno de escuchar a Roberto Armando Balmaceda, quien dijo que como miembro del Ejército
argentino, de familia militar, cumplió con leyes y normas dictadas por otras
instancias y que las fuerzas de seguridad fueron un instrumento del poder
político. Dijo que las leyes a las que se refería habían sido dictadas por un
gobierno constitucional y que muchos dirigentes políticos actuales estuvieron de
acuerdo con ellas en aquel momento. Al igual que otros imputados dijo que el
Ejército es una estructura jerárquica en la que las órdenes deben cumplirse y
luego pueden ser objetadas. Según aprendió, el jefe es el único responsable de
todo lo que sucede.
Señaló que ellos están siendo juzgados por leyes
ajenas al Código de Justicia Militar y la reglamentación dictada por el Proceso
de Reorganización Nacional y la legislación del gobierno anterior a aquel. Citó
la Ley 14029
–Código de Justicia Militar de 1951-, los Decretos 1454/1973 –Prohibición del
ERP-, 1368/1974 –Estado de Sitio-, 2452/1975 –Prohibición de Montoneros-,
2770/1975, 2771/1975 y 2772/1975 –Consejo de Seguridad Interna, Consejo de
Defensa, Operaciones militares y de Seguridad-, 4060/1975 –Prohibición del
Partido Auténtico-, la
Directiva 404/1975 –Lucha contra la Subversión- y la Orden Parcial
405/1976 –Reestructuración de jurisdicciones-.
A su entener el Estado había sido agredido y las
fuerzas de seguridad se encontraban sobrepasadas; entonces se dictaron órdenes
y directivas para neutralizar o eliminar al enemigo u oponente que se esconde
en las sombras y actúa subrepticiamente. Le pareció que toda la población
compartía esa vivencia, incluyendo al poder judicial. En ese sentido citó
expresiones del juez Eugenio Raúl Zaffaroni.
Luego se dedicó al reglamento de Estados Mayores para
aclarar algunos puntos sobre la estructura de las fuerzas armadas. Dijo que
éstos son conocidos solamente por algunos oficiales y que no son obligatorios
para todos.
Dijo que su jefe, Alejandro Agustín Arias Duval,
había creado la Central
de Reunión de Inteligencia como apoyo del Comando de Brigada de Infantería X y
que no era un elemento orgánico. Aclaró también que en todos los legajos de la
unidad el primer destino es la
Central de Reunión de Información, que Arias Duval creó a
pedido del Comandante del Cuerpo, y que desde allí los iba nombrando para
desempeñarse en las distintas secciones del Destacamento. Como integrante de la Central de Reunión de
Inteligencia no participó de nada, era un nombramiento nominal.
En el Destacamento fue primero oficial de claves. En
cuanto a su lugar en la tan estricta estructura, dijo haber ocupado el grado
más bajo en el escalafón -Teniente Primero- entre sus compañeros del Destacamento
101. Se dedicó a estudiar la seguridad del Destacamento, un estudio que lo
llevó a indagar a 5 km
a la redonda; su propósito principal era garantizar que la información del
lugar no llegara a “manos enemigas”.
Después de tres meses fue nombrado Jefe de la Sección
Contrainteligencia y no tenía personal dependiente, salvo un
suboficial; no lo recordaba bien, pero cree que se trataba de un auxiliar de
claves. Más adelante indicó que entre 1977 y 1979 no tuvo Personal Civil de
Inteligencia (PCI) a sus órdenes.
También pareció fallarle la memoria cuando quiso
recordar cuándo se presentó en la unidad. Cree que fue el 1° de febrero de
1978, aunque figure su pase el 26 de diciembre de 1977. Dijo que en 1977 no
estuvo en el Destacamento.
Después de su nombramiento como Jefe de la Sección
Contrainteligencia del Destacamento 101 continuó con sus
funciones anteriores y siguió impartiendo clases en la Escuela de Inteligencia de
la Policía de
la Provincia
de Buenos Aires, cosa que hacía dos veces por semana. También colaboró con
Jorge Héctor Di Pasquale en la preparación de agentes secretos que se
infiltraran en Chile.
También recordó un viaje que realizó con la Escuela de Inteligencia a
otros países sudamericanos – Chile, Perú- para ver cómo desarrollaban sus
medios de reunión de información.
Como lo hizo Cacivio, alabó el celo con el que el
imputado Claudio Raúl Grande trabajaba frente a su máquina hasta la madrugada y
reiteró que el responsable de todo lo que sucedía era el jefe de la unidad,
Alejandro Agustín Arias Duval. Aseguró que si este estuviera presente, asumiría
la responsabilidad.
También insistió en que las tareas dentro del
Destacamento estaban compartimentadas y que no tenía la posibilidad de
preguntar ni saber qué hacían los demás. Afirmó que las Áreas eran las que
manejaban los lugares de reunión de detenidos –es decir, centros clandestinos
de detnción- y que los mismos no estaban a cargo de unidades especializadas
como la suya. Agregó que el Área tenía un listado de los detenidos y por medio
del Comando de Operaciones Tácticas (COT) llevaba los movimientos que se hacían
en la jurisdicción.
Finalmente, Carlos
del Señor Hidalgo Garzón declaró por teleconferencia desde Ezeiza. El
imputado rechazó todos y cada uno de los términos de la acusación. El imputado
dijo que tampoco estuvo en La
Plata en 1977.
A fines de 1976 egresó de la Escuela de Inteligencia y
fue destinado al Destacamento 101. Él vivía en Capital Federal, no había
domicilio en La Plata ,
no quería viajar todos los días y su esposa estaba enferma. Entonces le pidió
al Jefe del Destacamento, la única vez que viajó a La Plata , que tomara en cuenta
todo esto. Arias Duval, conmovido por la solicitud, aceptó que fuera destinado
al Batallón de Inteligencia 601, en donde no estaba en contacto con nadie. Allí
fue designado en la
Compañía A , Sección Reunión Exterior, por lo que sus
actividades se centraron fuera de la Argentina.
Afirmó que nada de lo que está en su legajo es
cierto; esa información encubría sus verdaderas actividades como espía de otros
países. Aclaró también que no hacía inteligencia sino que reunía información.
Luego refirió su participación en el conflicto de
Malvinas y su amistad con un capitán de fragata inglés. Recordó, como en su
anterior declaración, las consecuencias psicológicas que le fueron
diagnosticadas al regresar y el tratamiento psicológico y psiquiátrico al que
se sometió.
Reiteró que era inocente, que no estuvo en La Plata e insistió en que
Alejandro Agustín Arias Duval confirmará todos sus dichos; ese es su mejor
testigo.
A continuación, el tribunal aclaró su posición sobre
la incorporación de testimonios brindados en otras instancias que no fueran las
audiencias. Después de un cuarto intermedio, en el que las partes controlaron
la prueba documental y testimonial que fue agregada, brindaron su acuerdo sin
objeciones y se acordó la fecha de inicio de la etapa de alegatos.
La próxima audiencia fue convocada para el miércoles
3 de septiembre a partir de las 10.00 hs. Se prevé escuchar entonces el alegato
del Ministerio Público Fiscal.
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